Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Filipenses 1:2
Es buena educación decir «salud» después que una persona estornuda. También por educación le preguntamos a las personas cómo están cuando las saludamos, aunque en la mayoría de contextos, es más una pregunta retórica y no que realmente queramos que la persona tome el tiempo que necesite para decirnos en detalle cómo esta.
En su carta a los Filipenses, Pablo escribe un saludo, pero no era solamente por ser educado o tener buenos modales, o llenar más espacio en su carta. Pablo desea gracia y paz de Dios para los Filipenses y podemos notar la sinceridad de Pablo al escribir esto, ya que después del saludo vemos el tipo de relación que él tenia con los Filipenses y su amor y afecto por ellos.
Notamos que Pablo les desea a los Filipenses gracia y paz de parte de Dios. No era una gracia y paz genérica sino especifica, ósea, una gracia y una paz que viene de Dios. Tampoco les desea gracia y paz de parte de Dios, generalmente hablando, sino que menciona algo del misterio del Dios de la Biblia, y del hecho que el Dios de la Biblia existe como Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Aquí Pablo menciona a dos personas de la Trinidad, al Padre y al Hijo.
La gracia que recibimos de Dios Padre y Dios Hijo es la que nos salva y nos acerca a Dios, y también es la gracia que nos habilita a caminar con Dios aquí en la tierra. No por nuestra propia fuerza, sino por la gracia que Dios nos da. Gracia para asegurar nuestro futuro con Dios, ya que no dependerá de nosotros sino de su gracia, y así también gracia para ayudarnos en nuestra peregrinación aquí en la tierra.
Pablo también quiere paz para los Filipenses. Esta paz es una paz para con Dios y para con nuestro prójimo. Es paz para que podamos seguir adelante a pesar de nuestras circunstancias, para tener paz en medio de la tormenta. Esta paz no es falta de conciencia, o la falta de enfrentar la realidad de la vida, sino que es paz, es tranquilidad, a pesar de cómo están las cosas, a pesar de la realidad. La paz que Dios nos da va más allá del entendimiento, per no es una paz ilógica. Va más allá de la lógica, pero no es porque sea ilógica.
Esta gracia y esta paz son para ti y para mí. Recibamos la gracia y paz de la fuente verdadera, de Dios nuestro Padre, y de su Hijo, el Señor Jesucristo.