Jonás, arrepentimiento, y la misericordia de Dios

Cuando consideramos la totalidad del libro de Jonás, podemos notar que surge una relación entre el arrepentimiento y la misericordia de Dios.

Jonás

Primero lo notamos con Jonás. En todo el capítulo 1, Jonás tuvo la oportunidad de arrepentirse y clamar a Dios. Sin embargo, el prefirió acabar con todo y ser lanzado al mar. No fue hasta el capítulo 2 que Jonás clama a Dios y efectivamente se arrepiente.

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo: «En mi angustia clamé al Señor, Y Él me respondió. Desde el seno del Seol pedí auxilio, Y Tú escuchaste mi voz… La salvación es del Señor.

Jonás 2:1-2, 9

No fue hasta cuando Jonás clamo a Dios en arrepentimiento que Dios mando al gran pez a que vomitara a Jonás en tierra seca. La misericordia de Dios fue aplicada después del arrepentimiento de Jonás.

Los marineros

Segundo, notamos la relación entre el arrepentimiento y la misericordia de Dios con los marineros en el capitulo 1. Los marineros estaban impresionados, y con mucho miedo, por la tormenta que les había sobrevenido. El texto nos dice que ellos clamaron a sus dioses ya que la gran tormenta amenazaba a acabar con la vida de ellos. Pero sus dioses paganos no pudieron salvarlos.

No fue hasta cuando los marineros clamaron al Dios de Jonás, el Dios del cielo, creador del mar y tierra, que Dios se compadeció de ellos.

Entonces invocaron al Señor, y dijeron: «Te rogamos, oh Señor, no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente; porque Tú, Señor, has hecho como has deseado.

Jonás 1:14

Al llevar acabo lo que Jonás les había ordenado, el de lanzarlo al mar, los marineros se dieron cuenta que inmediatamente el mar se calmo.

Y aquellos hombres temieron en gran manera al Señor; ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.

Jonás 1:16

Los maestros de la Biblia afirman que los marineros paganos se convirtieron al Dios de Jonás.

Los Ninivitas

Tercero y ultimo, también vemos la relación entre el arrepentimiento de los Ninivitas con la misericordia de Dios. Esta relación es mas obvia con los Ninivitas. Jonás al fin fue a Ninive a predicar en contra de la ciudad, tal como Dios se lo había mandado.

Sorprendentemente, los Ninivitas tomaron en serio el mensaje de Jonás, y toda la ciudad se arrepintió. Desde el mas grande hasta el mas pequeño demostraron un arrepentimiento a Dios por su maldad y violencia. Los Ninivitas pusieron a ayunar hasta los animales. Y Dios se dio cuenta de esto y actuó, pero ya no para destruirlos por completo.

Cuando Dios vio sus acciones, que se habían apartado de su mal camino, entonces Dios se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

Jonás 3:10

La gran misericordia de Dios

Podemos notar que cuando las personas se arrepienten, la misericordia de Dios es aplicada y las personas son salvas. En cierta manera el orden de estas cosas es clara. Si las personas se arrepienten y claman a Dios, Dios extiende Su misericordia.

Pero tenemos que preguntarnos si el arrepentimiento nace de las personas o si esto también es un acto de Dios.

¿O tienes en poco las riquezas de Su bondad y tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?

Romanos 2:4

Solo la gran misericordia de Dios nos permite acercarnos a Dios. Es Su gran misericordia la que nos permite que clamemos a Dios en arrepentimiento y que podamos experimentar esa misericordia.

LA PACIENCIA DE DIOS – JONÁS 4

Introducción

He resumido el capítulo 4 en la siguientes partes:

1. El enojo de Jonás
2. La paciencia de Dios
3. La misericordia de Dios

1. El enojo de Jonás

En este último capítulo de la historia de Jonás se nos deja claro que Jonás tenía un serio problema con el enojó. En vez de decir el enojo de Jonás, tendría que ser el enojon de Jonás.

Notamos en el versículo 2 que Jonás ora a Dios y le expresa su enojó:

Jonás 4:3… «te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida».

Luego también lo vemos en los versículos 8 y 9:

Jonás 4:8 Y sucedió que al salir el sol, Dios dispuso un sofocante viento del este, y el sol hirió la cabeza de Jonás, así que él desfallecía, y con toda su alma deseaba morir, y decía: «Mejor me es la muerte que la vida». 9 Entonces Dios le preguntó a Jonás: «¿Tienes acaso razón para enojarte por causa de la planta?». «Tengo mucha razón para enojarme hasta la muerte», le respondió.

La noticia de que Nínive se salvará enojó de gran manera a Jonás. Por un lado, es extraño ver el enojo de Jonás, ya que él sabía que Dios quiere que todos se arrepienten. No solo esto, pero también Jonás había experimentado la misericordia de Dios en su vida—cuando se encontraba en el vientre del gran pez—y ahora no entendía porque Dios estaba extendiendo su misericordia con los Ninivitas. Por el otro lado, esta situación solo sobresalta el problema de enojo que tenia Jonás.

2. La paciencia de Dios

A pesar del enojo de Jonás, Dios muestra su gran paciencia con él, al hacerle una pregunta retórica. Las preguntas retóricas se hacen para enfatizar un punto y no necesitan una respuesta. La respuesta es obvia en la pregunta.

En los versículos 4 y 9, vemos que Dios no creía que Jonás estaba justificado en enojarse, y Dios no le da la razón. En vez, Dios trato de razonar con Jonás para que él se diera cuenta de su error por sí mismo.

En los versículos 10 y 11, Dios le deja ver su punto de vista sobre Nínive a Jonás, e insiste en describir a tal como “la gran ciudad”. El argumento de la planta deja claro la justificación de Dios ante sus acciones (la de no destruir a Nínive), y ante cualquier argumento en contra del buen juicio de Dios (el que Jonás no estuviera de acuerdo). Dios estaba preocupado hasta por los animales.

En su paciencia, Dios estaba dejando que Jonás realizará su falta de misericordia, y que se diera cuenta de la condición de su corazón, y que realizará que era un enojon.

También en su paciencia, Dios envió una planta para que protegiera a Jonás del clima, y luego a un gusano para que se comiera la planta, de la misma manera que también había enviado la tormenta y el pez en el capítulo 1. Fue para ayudar a Jonás y no para destruirlo. Esto fue porque Dios tenía paciencia y misericordia aún para este profeta enojon.

3. La misericordia de Dios

Jonás quería la destrucción total de Nínive, pero Dios tenía piedad de ella. Esto es porque Dios tiene piedad de las personas. Este es el carácter de Dios. Dios es paciente y misericordioso.

Fuera del libro de Jonás también notamos este carácter de Dios:

Éxodo 34:6 (NBLA) Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: «El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad.

Números 14:18 (NBLA) “El Señor es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; pero de ninguna manera tendrá por inocente al culpable; sino que castigará la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación”.

Salmo 86:15 (NBLA) Pero Tú, Señor, eres un Dios compasivo y lleno de piedad, Lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad.

Jeremías 18:7-8 (NBLA) En un momento Yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir; pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella.

Los profetas del Antiguo Testamento conocían el carácter de Dios , y este conocimiento indicaba una relación cercana entre el profeta y Dios, ya que se puede conocer el carácter de alguien entre más lo conocemos.

Conclusión

Dios tuvo misericordia de Nínive así también como la tuvo con los marineros y así como la tuvo con Jonás. De la misma manera, Dios tiene aún misericordia de las personas.

Vemos 3 diferentes tipos de personas en este libro:

1. Personas como Jonás, que son cristianas o que en algún tiempo caminaron con Dios.

2. Personas como los marineros, que no son cristianas pero que tratan de hacer lo bueno en la vida. Quizás son personas que son de otra religión.

3. Personas como los de Nínive, que estan completamente alejadas de Dios y que activamente están haciendo lo malo y saben que están haciendo lo malo.

No importa en que categoría de personas seamos, hay misericordia de Dios para nuestras vidas y Dios extiende su paciencia con nosotros. Dios quiere que nosotros, al igual que ellos, nos demos cuenta de nuestro error y clamemos a Él en arrepentimiento.

No tardemos, no resistamos, clamemos a Dios.

Y en Cristo Jesús, lo podemos hacer.

Dios se arrepiente – Jonás 3

Introducción

La historia de Jonás se usa como referencia para ilustrar que Dios es el Dios de segundas oportunidades. El principio de Jonás capítulo 3 vemos que es bastante similar al principio del capítulo 1. La palabra de Dios viene a Jonás para que se levantara y fuera a predicar a Nínive, la gran ciudad. 

Claro que sí es un ejemplo de que Dios es el Dios de segundas oportunidades. Pero el libro de Jonás es más que esto. Lo que muchas veces sucede cuando se usa esta historia para ilustrar que Dios es el Dios de segundas oportunidades, es que el énfasis no es en Dios realmente, el énfasis es en un mensaje de positivismo en donde la persona puede tener una segunda oportunidad de salir adelante, y de brillar.

Esta no es la posición de ninguna historia de la Biblia, o de ningún libro de la Biblia. La posición de toda la Biblia es la gloria de Dios. Dios rescata a un profeta que está necesitado de ver la gran misericordia de Dios, tanto en su propia vida, como en la de personas diferentes a él.

La gran misericordia de Dios tiene que ser la gran idea que sacamos de este libro al leerlo y estudiarlo. Y así con toda la Biblia. Al leer y estudiar la Biblia tenemos que decir, «que grande y maravilloso es Dios y qué tan necesitados de él somos.» La Biblia nos habla sobre la grandeza y belleza de Dios y no es para darnos un mensaje de positivismo y de superamiento personal. 

A Jonas se le da una segunda oportunidad, no para su superación personal, sino porque Dios tiene misericordia de las personas (ej. los marineros y ninivitas)  y porque Dios tenía un plan y diseño para su vida. 

Entonces con esto en mente es que podemos empezar con Jonás capítulo 3. He dividido el capítulo en las siguientes tres partes:

  1. La obediencia de Jonás 
  2. El arrepentimiento de Nínive
  3. El arrepentimiento de Dios 

Empecemos con la numero 1: 

1. La obediencia de Jonás

Si has estado en una iglesia por un tiempo, o has trabajado por un tiempo en una compañía, entonces es posible que hayas escuchado la terrible expresión que dice que nadie–refiriéndose a las personas–es indispensable. Nadie es indispensable. 

Esta expresión es una manera de decirle a la gente que son dispensables, que son fáciles de reemplazar. Entonces, o haces lo que te piden o demandan, o te vas.

Busqué esta expresión en la internet y encontré que hasta hay una canción titulada, Nadie es Indispensable. Es esencialmente una canción que alguien le dice a alguien con la que acaban de terminar una relación que nadie es indispensable. 

Déjame decirte que así no es ni cómo se trata a un ser humano. Ni en una relación romántica, ni en el trabajo, ni en la iglesia.

Dios no piensa de esta manera en nosotros.

Dios pudo escoger a alguien más cuando Jonas decidió no obedecer a la palabra de Dios, en el capítulo 1. Dios pudo haber dicho, sabes que Jonas, ya me enfadaste, estas rebelde, no tienes misericordia de otras personas y ni siquiera te das cuenta que tu también estás necesitado de Mi misericordia, mejor voy a mandar a alguien más a Nínive. 

Dios no dijo, después de todo, nadie es indispensable.

Ahora, que nosotros decidamos desobedecer a Dios es otra cosa. Dios eventualmente tendrá que actuar. Pero vemos cómo es que Dios insiste en usar a Jonás para que fuera a predicar a Nínive.

Espero que notemos que no es en sí que la estrella del show sea Jonás y que ahora Jonás pueda vivir su mejor vida con esta segunda oportunidad. Se trata de la gloria de Dios para el beneficio de Jonás.

La gran ciudad en declinación

En el tiempo de Jonás, Nínive estaba en un periodo de declinación e influencia. Posiblemente esto fue por la maldad y violencia en la ciudad. Así mismo sucede hoy en día en ciudades alrededor del mundo en donde la violencia incrementa. Muchas de las personas que pueden se van de la ciudad. Esto mismo es lo que esta sucediendo en unas de las ciudades más grandes de Estados Unidos. La violencia ha aumentado al grado que las personas que pueden se van de la ciudad a un lugar de menos crimen.

La predicación de Jonás 

El texto no da gran detalle del mensaje que Jonás predicó, más allá de, “Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada.” Arrasa quiere decir destruir por completo.

Algunos maestros de la Biblia creen que probablemente Jonás haya dicho más que esto, y que el libro solo esta resumiendo la esencia del mensaje.

Continuemos adelante con el número 2:

2. El arrepentimiento de Nínive   

El texto insiste en que Nínive era una ciudad grande.

Nínive reconoció su maldad y su violencia y se arrepintió. Por otro lado, a Jonás le cuesta ver su necesidad de la misericordia de Dios.

Nínive era una ciudad dentro del imperio de Asiria. El imperio estaba en una temporada de declinación durante el tiempo de Jonás. Como nos dice el texto fuera del libro de Jonás que menciona a Jonás, 1 Reyes 10:25, el reino de Israel pudo expandir su territorio al norte y retomar su territorio precisamente del imperio de Asiría. 

No fue hasta después del tiempo de Jonás que la ciudad llegó a ser la capital del imperio de Asiría. Esto fue después de la predicación de Jonás.

Según gotquestios.org, «El cilicio y las cenizas se usaron en los tiempos del antiguo testamento como un símbolo de la degradación, el duelo, y/o el arrepentimiento. Alguien que deseara mostrar un corazón arrepentido, a menudo se vestiría de cilicio, se sentaría sobre cenizas, y colocaría cenizas en la parte superior de su cabeza. El cilicio era un material áspero generalmente hecho de pelo de cabra negra, haciéndolo algo incómodo de llevar. Las cenizas significaban desolación y ruina. El cilicio y las cenizas se usaron como una señal externa de una condición interna. Este símbolo hacía que el cambio de corazón de una persona fuera visible y demostraba la sinceridad de su dolor y/o arrepentimiento.»

El rey de Nínive confirma que la ciudad sería destruida por completo por la maldad y la violencia de las personas. Se proclamo un ayuno en toda la ciudad y se vistieron de cilicio desde el mayor al menor. El ayuno y el vestirse de cilicio era una señal en los tiempos antiguos de luto o lamento.

Podemos notar que el rey de Nínive estaba preocupado por el pueblo, Jonás no. Recordaremos que también en el capituló 1 vimos cómo el capitán del barco estaba preocupado por la vida de todos los marineros y Jonás, mientras que Jonás esta despreocupado por ellos. Así también aqui en este capituló.

3. El arrepentimiento de Dios 

Cuando Nínive se arrepintió, Dios se apiadó.

Al ver una genuina respuesta de los Ninivitas al escuchar la palabra de Dios, Dios extiende su misericordia con ellos y se arrepiente de la destrucción por completo que les esperaba.

Asi es el caracter de Dios. No importando quién sea la persona, Dios esta dispuesto a extender Su misericordia cuando alguien se arrepiente y clama a Él. Esto fue exactamente lo que sucedió con los Ninivitas.

Dios tuvo misericordia de los marineros, en el capituló 1, cuando ellos clamaron a Dios en oración. Dios tuvo misericordia de Jonás cuando él clamo a Dios dentro del vientre del gran pez y en lo profundo del mar. Dios también tuvo misericordia de los Ninivitas cuando ellos se arrepienten.

Dios no quiere que nadie se perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

Jonás no clamó a Dios hasta tocar fondo

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo: «En mi angustia clamé al Señor…»

Jonás 2:1-2a

Jonás no clamo a Dios hasta que toco fondo.

Al principio de la historia, la palabra de Dios había venido a Jonás para que se levantara y fuera a Nínive, la gran ciudad. Jonás si se levanto, pero se levanto para ir al lado opuesto, rumbo a Tarsis. Esta fue la reacción inesperada de este profeta de Dios. Fue una reacción completamente drástica.

Jonás pudo haber llegado a Dios en oración y clamor a este punto de la historia. Pudo haber empezado al confesar su disgusto de la palabra de Dios que vino a él.

Dios mío, no entiendo porqué pero solo siento el levantarme y huir al lado opuesto de donde tú me estas pidiendo ir.

Algo así pudo haber sido su oración. Pero no fue así. Él hizo lo que él quería hacer. No le importo nada.

También después en la historia Jonás tuvo otras oportunidades para orar. El capitán del barco, al encontrarlo dormido en la bodega, le ordena a que clamara a su dios para ver si su dios los podría ayudar. La historia no nos indica que Jonás lo hizo.

Luego cuando echaron suerte los marineros para saber por causa de quién había venido esta calamidad, y cuando la suerte le cae a él, también tuvo la oportunidad de orar pero tampoco notamos que lo haya hecho.

Por último, cuando los marineros no tuvieron otra opción más que echarlo al mar, Jonás también pudo clamar a Dios para que interviniera. Pero el texto no dice qué así fue.

Jonás llego al punto de haber sido echado al mar, y aún así, decidió no clamar a Dios por ayuda. Luego, estando en el mar, llega un gran pez y se lo traga vivo.

Y no fue hasta estar dentro del gran pez y en lo profundo del mar, no fue hasta tocar fondo, que Jonás por fin recapacita y se acuerda del Dios a quien él temía, y clama a Él en oración.

Me pregunto si nosotros a veces actuamos, o reaccionamos, de la misma manera con Dios como vemos actuar, o reaccionar, a Jonás.

Tal vez Dios nos pide algo, nos enseña algo en su palabra, nos demuestra una mejor manera de vivir nuestra vida, nos demuestra una manera sabia de vivir en este mundo, pero nosotros solo reaccionamos y nos alejamos de Él pensando huir de Su presencia, y nunca se nos ocurre ir a Él en oración.

Es precisamente por esto que nos sirve la oración. No importa cómo nos sintamos, o si solo queremos reaccionar y huir de la presencia de Dios. Clamar a Dios en oración y ser francos con Él y decirle lo que pensamos seria mejor que solo reaccionar y huir.

Que nosotros podamos aprender de Jonás y no esperar hasta tocar fondo para acercarnos con Dios y ser brutalmente honestos con Él.

Quizás Jonás, siendo un profeta, pensó que alguien como él no podía llegar a Dios en oración y ser sincero en cómo se sentía acerca de la palabra que vino a él.

No importa quienes seamos o como pensemos que debemos ser delante de Dios, todos podemos acercarnos confiadamente delante de Dios y contarle a él lo que realmente sentimos y creemos.

Y en Cristo Jesús así lo es.

¿Qué es esto que has hecho?

La tormenta era tan grande, que los marineros–seguro expertos en navegar en medio de tormentas y mares embravecidos–estaban espantados y pensaban que quizás no verían un día más. Ellos estaban haciendo todo lo posible para poder salvarse.

El capitán de los marineros, al ver dormido a alguien en la bodega del barco, lo levanta y le dice que empezara a clamar a su dios también.

Luego de arrojar al mar la carga del barco para aligerarlo, y luego de clamar a sus dioses–aunque no se sabe si el durmiente clamo a su dios–decidieron también echar suertes, que era un método para decidir quien de todos era responsable por lo que estaba ocurriendo, y la suerte le cayo a nada más y nada menos que al durmiente.

Los marineros cuestionan al durmiente sobre su identidad y de qué pueblo era, y la respuesta del durmiente los atemorizo.

Esto es lo que estaba sucediendo en el siguiente versículo de la historia de Jonás:

Los hombres se atemorizaron en gran manera y le dijeron: «¿Qué es esto que has hecho?» (Jonás 1:10a, NBLA)

Jonás les había dicho a los marineros que él creía en el Dios del cielo, el que había creado el mar y la tierra. Los dioses de los marineros probablemente eran deidades locales y cuyo poder era limitado, pero no el Dios de Jonás.

Este Dios era tan grande como para residir en el cielo y tan poderoso como para crear tanto el mar como la tierra. No solo eso, sino que el Dios de Jonás también había traído esta gran tormenta. Una tormenta tan grande que prometía acabar con ellos.

Jonás también les había dicho a los marineros que él estaba huyendo de la presencia de Dios.

Porque ellos sabían que él huía de la presencia del Señor, por lo que él les había declarado. (Jonás 1:10b, NBLA)

Fue por esto que los marineros no podían creer lo que Jonás estaba haciendo y las decisiones–o reacciones, mejor dicho–que estaba tomando. Todos estaban a punto de perecer en medio del mar y era por la culpa de Jonás. No era por nada que los marineros habían hecho, sino por lo que Jonás estaba haciendo.

Dios había enviado la gran tormenta y los marineros pudieron ser testigos de la demostración del gran poder de Dios sobre Su creación. Solo un Dios misericordioso los podía salvar de esta tormenta.

Y así fue.

Tocando fondo – Jonás 2

Introducción

En el capítulo 1 aprendimos que Jonás estaba huyendo de la presencia de Dios.

Fue una reacción drástica a la palabra del Señor que vino a él, diciéndole que fuera a predicar a Nínive. El decide ir al lado opuesto a Nínive, y paga un pasaje para ir a Tarsis en barco.

Sin embargo, compadeciéndose de él, Dios envía una gran tormenta, mientras Jonás se encuentra durmiendo en el barco, despreocupado de todo y de todos. Esta tormenta causa un pánico con los marineros, los cuales se enteran que Jonás estaba huyendo de Dios–el Dios del cielo, creador del mar y tierra–y a pesar de hacer todo lo posible para evitarlo, terminan haciendo lo que Jonás les dijo que hicieran con él, esto es, tomarlo y echarlo en el mar para que la tormenta se calmara. 

Y justo cuando Jonás pensó que se saldría con su plan de acabar con todo, justo cuando la tormenta amenazaba la vida de todos en el barco, justo cuando los marineros lo toman y lo echan al mar, justo cuando Jonás enfrentaba la muerte, su Dios misericordioso envió un un gran pez para que se lo tragara, y así eventualmente salvarlo.  

Nos damos cuenta que Dios amaba a Jonás, y aunque Jonás estaba dispuesto a terminar con todo, Dios no estaba dispuesto a terminar con él. 

Pero no sin antes permitir que Jonás tocara fondo.

Y es aquí donde nos encontramos en el capituló 2. Jonás esta dentro del gran pez y él al fin ora. Notamos que Jonás está diciendo bastante en su oración, entonces he tratado de organizar el capítulo 2 en tres partes, las cuales son:

  1. El descenso de Jonás 
  2. El arrepentimiento de Jonás 
  3. El rescate de Jonás 

Empecemos con el número 1 entonces:

1. El descenso de Jonás 

El proceso del descenso de Jonás realmente empezó en el capítulo 1. Vemos que el:

  • El texto nos dice que Jonás descendió a Jope (1:3)
  • El texto también nos dice que estando en el barco rumbo a Tarsis, Jonás bajó a la bodega del barco (1:5)
  • Por último, el texto nos dice que estando en medio de la tormenta, y cuando ya no había otra salida, Jonás es arrojado del barco hacia el mar (1:15)

Y ahora en el capítulo 2 vemos qué Jonás descendió hasta las profundidades del mar, y así física y literalmente toca fondo: 

  • “Desde el seno del Seol pedí auxilio,” (2:2)
  • “Me habías echado a lo profundo, en el corazón de los mares,” (2:3)
  • “Me rodearon las aguas hasta el alma, el gran abismo me envolvió,” (2:5)

Jonás físicamente se había ido lejos, tratando de huir de la presencia de Dios. Dios físicamente lo hunde al fondo del mar.

Datos curiosos

  • La profundidad promedio del océano mundial es de aproximadamente 3800 m (12 500 pies), que es aproximadamente cuatro veces más profunda que la elevación promedio de la tierra (840 mo 2800 pies).
  • El punto más profundo del mar que se conoce es de casi 7 millas de profundidad, o casi 11 kilómetros (según el Servio Nacional del Océano, EEUU).
  • El punto más alto del planeta es de 29,029 pies de altura (casi 5.5 millas), 8848 metros (casi 9 kilómetros). 
  • El punto más profundo del mar Mediterráneo es de un poco más de tres millas (17280 pies), que son un poco más de 5 kilómetros. Este punto queda en lo que se llama el Mar Jónico.

Tocando fondo

Lo que le estaba sucediendo a Jonas físicamente, o literalmente, también le estaba pasando en un sentido existencial. El también estaba tocando fondo en un sentido figurativo. 

La Red Nacional de Apoyo y Soluciones para Adicciones (de España), dice que: A nivel terapéutico se le llama “tocar fondo” a una experiencia extrema vivida por el paciente que le ha hecho tomar conciencia de su situación real y de la necesidad de un cambio radical.

Similarmente, IVANE SALUD, también de España, dice esto sobre qué significa tocar fondo. Dice: Esta expresión representa la idea de que la persona que mantiene un consumo o un comportamiento de riesgo llega a un punto en que se da cuenta de que no puede seguir así y debe de realizar un cambio en ciertos aspectos de su vida.

Jonás había comenzado un descenso al huir de la presencia de Dios, y Dios, en su misericordia–e irónicamente–lo lleva a profundidades inimaginables. Jonás estaba tocando fondo en todo el sentido de la palabra. 

Continuemos adelante con el número 2: 

2. El arrepentimiento de Jonás

Algunos se preguntan si Jonás murió dentro del pez. Aunque sí pudo haber muerto en el pez, no parece ser probable que haya fallecido. 

En el versículo 2 vemos que Jonás dice: Desde el seno del Seol pedí auxilio. 

Los maestros de la Biblia señalan que Jonás se refiere al hecho que esta experiencia fue como si él hubiera muerto. 

Los que creen que Jonás murió dentro del gran pez citan lo que Jesús dijo: 

Mateo 12:38 Entonces algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver una señal de parte Tuya». 39 Pero Él respondió: «Una generación perversa y adúltera demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta; 40 porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.

El texto no afirma que Jonás estuvo muerto, afirma que estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, y Jesús hace la comparación en ese aspecto, no en que Jonás estuvo muerto.

Lo que el texto si nos deja claro es que la descripción de Jonás dentro del gran pez nos deja ver que él estuvo muy cerca de la muerte. A este tipo de experiencias se les llama una: Experiencia cercana a la muerte. Jonás correctamente pensó que este era su fin, en el vientre del gran pez en el fondo del mar.

Estas experiencias cercanas a la muerte, o el tocar fondo, o a veces una combinación de estas dos, sirve para que las personas vean la realidad de las cosas y les permite recapacitar. Vemos también que hasta este punto Jonás no había clamado a Dios. Él estaba decidido a no obedecer la palabra de Dios y estaba atenido a sufrir las consecuencias. 

Pero al tocar fondo, Jonás al fin recapacita y notamos que le pide ayuda a Dios (2:1-2, 4, 7).

Jonás se había alejado de Dios en su corazón, y lo había demostrado al tratar de huir, pero notamos que Dios nunca se alejó de él.

El arrepentimiento mayormente se describe como el andar en una dirección, parar, dar la media vuelta, y empezar en la dirección opuesta. En el caso de Jonás, seria el de parar, dar la media vuelta, y empezar en la dirección rumbo a Nínive. Pero notamos algo, esto es, que Jonás ya no tenia esta opción, al menos que Dios interviniera.

Más allá de parar, darse la media vuelta, y empezar en la dirección opuesta, el arrepentimiento es reparar la relación con Dios. Esto es porque el arrepentimiento es algo relacional. Es dejar de separarse relacionalmente de Dios. Es reorientar nuestro corazón hacia Dios. Notamos, entonces, que Jonás vuelve a confesar su fe en Dios y renueva sus votos.

Todo esto estaba sucediendo conforme al diseño de Dios y Su propósito en la vida de Jonás.

3. El rescate de Jonás

Jonás había tocado fondo en todo el sentido de la palabra. Ya no podía descender más. En su misericordia, y solo por gracia, Dios causó a la ballena a vomitar a Jonás a tierra firme. Jonás dice en el capítulo 2, versículo 6:  Jonás 2:6 Pero Tú sacaste de la fosa mi vida, oh Señor, Dios mío.

Luego Jonás hace una declaración dentro del gran pez y en lo profundo del mar: 

Jonás 2:9 “La salvación es del Señor”.

Los maestros de la Biblia han llamado a esta declaración como el centro o corazón de la Biblia.

Es el texto que nos hace ver que la salvación es de Dios y de Dios únicamente. Jonás, por más que quisiera, ya no podía hacer nada para mejorar su situación. Dios lo llevo hasta el fondo del mar y lo único que pudo hacer fue clamar a Dios, y Dios, en su gran misericordia, lo escucha y le responde.

Conclusión

Así como Jonás, nosotros también, en algún punto de nuestras vidas, y de alguna manera y de cierto grado, hemos pasado por una experiencia de tocar fondo, en donde se nos abre una oportunidad para recapacitar y ver la realidad de nuestra situación. O ya lo pasamos, o lo estamos pasando, o un día lo pasaremos.

De lo que podemos estar seguros es que así como Dios tuvo misericordia de Jonás, así también Él todavía es grande en misericordia y nos puede socorrer. Solo nos queda realizar que necesitamos su ayuda, saber que Él es el único que nos puede ayudar, y clamarle a Él como Jonás lo hizo.

Y en Cristo Jesus, nosotros también podemos entrar en relación con Dios, o restaurar nuestra relación con Él, y así salir de la profundidad a la que hemos llegado.

Jesús y los pecadores – Lucas 5

Lucas 5:1-16

La fama de Jesús se empezó a extender y muchos le seguían. Un día él se fue a un lago y se subió a la barca de Simón Pedro y empezó a enseñarle a la gente. Jesús había subido a la barca porque Simón y sus compañeros acababan de regresar de pescar y habían lavado sus redes. Al terminar de enseñar Jesús le ordenó a Simón que llevara su barca a lo profundo y volviera a tirar sus redes. Simón le dijo que ya habían tratado de pescar toda la noche anterior y no habían pescado nada, pero que como él se lo pedia lo haría de nuevo.

Para la sorpresa de Simón, las redes se llenaron de peces al modo que tuvo que llamar a sus compañeros para que le ayudaran. El texto detalla la reacción de Simón. Al ver esto, Simón cayó a los pies de Jesús, diciendo: «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!». Los compañeros de Simón también se quedaron asombrados, y los nombres de los compañeros eran Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo. Jesús le dijo a Simón, «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Estos hombres dejaron sus barcas atrás, aún dejándolo todo, y siguieron a Jesús.

Jesús continuaba sanando las enfermedades de muchos, y su fama se seguía extendiendo. Lucas se encarga de darnos el detalle que con frecuencia Jesús se retiraba a lugares solitarios a orar. Esto nos indica que Jesús tenia el habito de orar. No era de vez en cuando, no era cuando tenia tiempo. El texto dice que él hacia esto consistentemente.

Lucas 5:17-26

Un día que Jesús enseñaba se llegaron a sentar fariseos y maestros de la ley de todas las aldeas de dos regiones en Israel. Estas regiones se llamaban Galilea y Judea, y también habían llegado desde la ciudad capital, que era Jerusalén. Este detalle es muy importante porque los fariseos y los maestros de la ley eran las personas que conocían la ley de Dios mejor que nadie. Ellos eran personas de influencia, religiosa y políticamente, en Israel, y estaban ahí para investigar a Jesús.

Al ver que unos amigos de un hombre paralítico hicieron todo lo posible para traerlo cerca de él, Jesús queda impresionado por esto y le dice al paralítico, “Hombre, tus pescados te son perdonados.” Esta declaración fue una blasfemia para los fariseos y maestros de la ley presentes ya que sólo Dios puede perdonar los pecados. Pero Jesús estaba haciendo esto a propósito.

Retando a los fariseos y maestros de la ley, les pregunta si era más fácil decirle al paralítico que sus pecados eran perdonados o que se levantara. Por supuesto que decirle que sus pecados le eran perdonados era más fácil, aunque fuera una blasfemia. Sin embargo, para que supieran que él tenía la autoridad para perdonar pecados en la tierra, Jesús le dice al paralítico que se levante y el fue sano en ese momento.

Todos se quedaron asombrados. La respuesta del ex-paralítico y la de todo el pueblo fue de glorificar a Dios. De los fariseos y maestros de la ley ya no se supo nada en esta historia. Creo que el punto entonces es de que la respuesta apropiada es la que tuvieron el ex-paralítico y la del pueblo. Esto es, el glorificar a Dios.

Lucas 5:27-32

El texto continúa con el llamado de un recaudador de impuestos, llamado Leví. Sabemos que este Leví también es conocido como Mateo, el autor de otro de los cuatro evangelios que tenemos en la Biblia.

Leví lleva acabo una celebración en su casa y aparentemente se armó un gran fiesta. Llegaron muchos recaudadores de impuestos, como Leví, y muchas otras personas. Jesús y sus discípulos estuvieron presentes, y de alguna manera también estaban presentes algunos fariseos y sus escribas.

Los fariseos se quejaron con los discípulos de Jesús de que él comía y bebía con estas personas. La respuesta de Jesús nos dice mucho. Él respondió diciendo que los sanos no necesitan de un médico y que él había llegado a los pecadores y llamarlos al arrepentimiento. Jesús estaba con los pecadores porque eran ellos los que le necesitaban. Los fariseos no se consideraban pecadores, confiaban en su propia justicia delante de Dios y no podían ver su propia necesidad de arrepentimiento.

Lucas 5:33-39

El capítulo termina con los fariseos nuevamente quejándose, esta vez porque los discípulos de Jesús no ayunaban. Jesús les dice que ellos no necesitaban ayunar porque lo tenían a él con ellos. Esta declaración nuevamente apunta hacia la deidad de Jesús. Parte del ayuno es el acercarse a Dios, y si Jesús estaba con ellos, Dios estaba con ellos, y por lo tanto no tenían porqué ayunar.

Jesús termina con una parábola. Esencialmente dice que lo nuevo no se mezcla con lo viejo y viceversa. Jesús estaba inaugurando el reino de Dios en la tierra. Esto era lo nuevo. Los fariseos representaban lo viejo. Lo viejo no podía contener lo nuevo. Se necesitaba ser nuevo para recibir lo nuevo. Jesús estaba apuntando al nuevo nacimiento que llega por medio el arrepentimiento.

El Alcohólico

Había una vez un hombre alcohólico. Era tan alcohólico que ya todos le decían "el alcohólico". Muy pocas personas conocían su verdadero nombre. Se dice que hace mucho tiempo, el alcohólico era un joven con mucho potencial, pero todo eso había quedado en un lejano atrás. 
Un día, el alcohólico iba caminando, quizás una vez más en busca de aquello que poco a poco lo estaba matando, cuando se encontró con un viejo amigo. Hacía mucho tiempo que no se habían visto o hablado y no se sabe si el alcohólico lo reconoció a primera vista. Este amigo era una de las pocas personas que conocía su verdadero nombre y que lo había conocido antes del descenso a lo que llego a ser. 
El amigo sabia que todos le llamaban "el alcohólico", pero él lo llamo por su verdadero nombre. Cuando el amigo llamo al alcohólico por su verdadero nombre, fue como si no estuviera hablando con él. Hacía mucho tiempo que no escuchaba su verdadero nombre, ya que el alcohol lo había alejado de todos los que le amaban. El amigo tuvo que repetirle y repetirle el nombre, hasta que el alcohólico reconoció que se refería a él. "Vamos, yo te voy ayudar," le dijo el amigo. 
Se dice que el amigo invito al alcohólico a su casa ese mismo día y que ahí permanece hasta el día de hoy.

Al igual que el hombre alcohólico de la historia, muchas personas piensan que lo que han llegado a ser es lo único que hay para sus vidas. Piensan que ese es su destino, su propósito. Pero quizás solo estén viviendo el prologo de la historia que Dios tiene para ellos.

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra prologo como «el texto preliminar de un libro, escrito por el autor… que sirve de introducción a su lectura.»

Dios es el autor de nuestra historia. Necesitamos poner nuestra vida y esperanza en las manos de Él. Al igual que el viejo amigo del alcohólico, Dios envío a su hijo Jesús, nuestro amigo fiel, para ayudarnos. Él nos llama hoy y nos invita a casa.

Dejemos que Dios terminé de escribir nuestra historia.

Jesús el profeta – Lucas 4

Lucas 4:1-30

Todo parecía haber empezado bien. Jesús empezó a predicar lleno y en el poder del Espíritu Santo en la ciudad que había crecido, Nazaret. Todos hablaban bien de él y estaban maravillados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Pero fue precisamente este maravillarse de Jesús que llevo al pueblo de Nazaret a preguntarse, «¿No es este el hijo de José?». No había manera que ellos podrían aceptar que quizás Dios tenia un llamado especial para un Nazareno como ellos. El pueblo había visto crecer a Jesús y conocían a su papá, José el humilde carpintero. Reducieron el ministerio de Jesús a alguien que hablaba bonito.

Jesús tuvo que hablarles como él profeta que él es, y les dice que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Esto era exactamente lo que estaba pasando; Nazaret no lo acepta como profeta. Jesús les recuerda lo que la Biblia enseña. Les recuerda de cómo dos profetas, Elias y Eliseo, en una ocasión fueron enviados cada uno a alguien que no era parte del pueblo de Israel cuando Israel rechazaron a los profetas. Los Nazarenos entendieron lo que Jesús les estaba diciendo, y en vez de que recapacitaran y examinaran sus palabras para ver si quizás tenia razón o para ver si a lo mejor Dios verdaderamente estaba hablando a través de uno de ellos, ellos se enfurecieron con él.

Estaban tan enojados con lo que Jesús les dijo que lo sacaron de la ciudad y lo llevan hasta la cumbre de la ciudad. Lo querían matar. La intención de ellos era de tirar a Jesús desde la cumbre. Pero no pudieron, ya que Jesús paso de por medio de ellos.

Lucas 4:31-44

Jesús fue a otra ciudad, a Capernaúm, y enseñaba en los días de reposo. Un hombre endemoniado grito a gran voz, «Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: el Santo de Dios.» Los Nazarenos no podían ver en Jesús más allá de un hijo de un humilde carpintero. Sin embargo, un hombre que lo poseía un demonio reconoció a Jesús por quien él verdaderamente era.

Jesús sano a muchos enfermos en Capernaúm, incluyendo a la suegra de Simón, Pedro. Hay un chiste cristiano que dice que Pedro negó a Jesús porque sano a su suegra. Pero fuera de los chistes, el sanar a muchos enfermos validaba el ministerio de Jesús. También nos dice el texto que, «de muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».» Los demonios estaban confirmando la palabra del ángel Gabriel a María acerca de Jesús (Lucas 1:35). La gente quedo tan impresionada por su ministerio con ellos, que no querían separarse de Jesús. Él les respondió, «También a las otras ciudades debo anunciar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto Yo he sido enviado«.

Nosotros tampoco podemos ver a Jesús solo como un buen ejemplo, o sólo como un buen maestro. Muchas personas hoy en día aceptan que Jesús es un personaje histórico, aunque otros hasta niegan esta verdad, pero no aceptan que Jesús sea Dios. Las implicaciones de esta verdad es de mucha consecuencia para la vida del ser humano. Sin embargo, Lucas ya nos esta dejando saber que Jesús no solo hablaba bonito, no solo era un buen maestro, no solo pudo ayudar a muchas personas, y no solo fue como uno de los profetas de Dios, sino que él es el Hijo de Dios, entrando en la historia humana a favor de la humanidad.

La obediencia de Juan y Jesús – Lucas 3

Lucas 3:1-20

Lucas empieza el capítulo 3 dándonos aún más datos históricos que establecen lo que él escribe dentro de la historia humana. Nos dice el nombre de 5 diferentes personajes de los cuales tenemos información fuera de la Biblia. Estos son, el emperador Tiberio César, y los gobernadores Poncio Pilato, Herodes, su hermano Felipe, y Lisanias. El Herodes que se menciona en este capítulo no es el mismo que se menciona en el capítulo 1. Junto con estos personajes históricos se menciona también quienes estaban sirviendo como sumos sacerdotes durante este tiempo, Anás y Caifás.

Notamos que el principio de este capítulo se lee muy parecido a como empiezan algunos libros proféticos del Antiguo Testamento, en donde los autores mencionaban quien estaba gobernando, y que en ese tiempo llega la palabra de Dios al profeta (véase Miqueas, Hageo, Zacarías). Esta manera de escribir también establece credibilidad a Juan el Bautista como profeta. Por alguna razón Juan el Bautista se encontraba en el desierto y empieza a predicar. Sin embargo, cualquiera que haya sido la razón, serviría para que se cumpliese la profecía sobre él. Juan el Bautista era el que venia adelante de Cristo Jesús para prepararle el camino. El texto nos dice que Juan fue «predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados,» y es de ahí que surge el nombre de Juan «el Bautista».

Al igual que con los profetas del Antiguo Testamento, el mensaje de Juan el Bautista no era fácil de recibir porque su mensaje confrontaba a las personas. Por ejemplo, le llamaba «camada» o conjunto de víboras a las personas que venían a verlo. Sin embargo, muchas personas respondieron a su llamado al arrepentimiento, incluyendo el bautizarse, y él les enseñaba cómo ellos podían cambiar su manera de vivir. Entre las personas que recibieron el mensaje de Juan estaban los recaudadores de impuestos. Los recaudadores de impuestos eran personas judías que trabajaban para el gobierno romano, y como los romanos habían conquistado a Israel y estaban ocupando y gobernando sobre ellos, los lideres religiosos de Israel consideraban a los recaudadores de impuestos como traidores.

El ministerio de Juan el Bautista comenzó a crecer y esto causo expectativa sobre el llamado de Dios para su vida. El pueblo se preguntó si el seria el Cristo que ellos esperaban. El pueblo de Israel esperaba al salvador prometido, y teniendo a roma sobre ellos, este seria un buen tiempo para que este Cristo surgiera y así él los rescataría de la opresión romana, ya que ellos esperaban a un líder político en este Cristo. Pero Juan había entendido bien su propósito de parte de Dios y les deja saber al pueblo que él no era la persona que ellos esperaban. Les dice que mientras él los bautizaba en agua, vendría uno mayor que él que los iba a bautizar con el Espíritu Santo y fuego. Podemos notar la obediencia de Juan a Dios.

Eventualmente, Juan el Bautista es encerrado en la carcel por Herodes. El texto dice que Juan lo había reprendido, ya que Herodes había tomado a Herodías, la mujer de su hermano. Lucas nos deja saber que esto había sido algo malo que Herodes había hecho, y aparentemente él había hecho otras cosas malas. El texto dice que Herodes «añadió además a todas ellas, esta: que encerró a Juan en la cárcel.» Estos gobernadores creían que podían hacer lo que les placiera y no había nada ni nadie que pudiera hacer algo al respecto. Pero Lucas nos deja ver que estas cosas que Herodes hacía eran malas, y siendo Lucas inspirado por Dios para escribir este evangelio sabemos que Dios también lo notaba, y aunque Herodes no compadeció ante ninguna corte humana para rendir cuentas, un día tuvo que compadecer ante el Dios del universo, ante el Dios santo y justo.

Lucas 3:21-38

Antes de que Herodes encerrara a Juan el Bautista en la cárcel, y mientras el pueblo se bautizaba, también llegó Jesús a ser bautizado por él. Al ser bautizado por él, Jesús valida el mensaje y ministerio de Juan, y a la misma vez cumple con todos los requisitos de Dios para el ser humano. En completa obediencia y humildad, Jesús se somete a la voluntad de Dios. Porque para que Jesús pudiera ser salvador de la humanidad, él tenia que ser completamente humano y completamente obediente a Dios Padre. Jesús no tenia nada de qué arrepentirse, pero el bautizo era lo que Dios le ofrecía a la humanidad. El bautizo era una forma de humillarse ante Dios. Era, y sigue siendo, una manera de reconocer la condición de humana, una condición frágil y afectada por el pecado y muerte, y también era, y sigue siendo, la manera de correr a Dios por misericordia.

El texto nos dice que fue en el bautizo de Jesús que el cielo se abrió y que el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal como una paloma. El texto no dice que fue una paloma, sino como paloma. También dice que una voz del cielo dijo, «Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido.» Jesús es el único Hijo del Hombre que doblo su orgullo y agenda personal ante Dios. Jesús fue obediente hasta la muerte, y es él quien hoy en día también puede ayudarnos. Los maestros de la Biblia han observado que en esta parte de Lucas capituló 3 se hace presente la Trinidad de Dios. Esta la voz del Padre, el Hijo siendo bautizado, y el Espíritu Santo descendiendo.

En otro de los cuatro evangelios que tenemos en la Biblia, en el evangelio según Mateo, notamos una genealogía de Jesús que empieza desde Abraham. Esto nos asegura que Jesús es un descendiente de Abraham. Pero Lucas nos provee una genealogía de Jesús que nos lleva de regreso hasta Adán. Esto nos asegura que Jesús venia a dar salvación a todas las naciones. No se sabe exactamente porque la genealogía de Jesús varia entre Mateo y Lucas, pero la explicación de que la genealogía de Mateo traza la linea de los reyes de Israel hace sentido. Quizás no sabremos porque la diferencia. Pero lo que sí sabemos es que por medio de Jesús, nosotros también hemos encontrado favor delante de Dios Padre.