Jonás, arrepentimiento, y la misericordia de Dios

Cuando consideramos la totalidad del libro de Jonás, podemos notar que surge una relación entre el arrepentimiento y la misericordia de Dios.

Jonás

Primero lo notamos con Jonás. En todo el capítulo 1, Jonás tuvo la oportunidad de arrepentirse y clamar a Dios. Sin embargo, el prefirió acabar con todo y ser lanzado al mar. No fue hasta el capítulo 2 que Jonás clama a Dios y efectivamente se arrepiente.

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo: «En mi angustia clamé al Señor, Y Él me respondió. Desde el seno del Seol pedí auxilio, Y Tú escuchaste mi voz… La salvación es del Señor.

Jonás 2:1-2, 9

No fue hasta cuando Jonás clamo a Dios en arrepentimiento que Dios mando al gran pez a que vomitara a Jonás en tierra seca. La misericordia de Dios fue aplicada después del arrepentimiento de Jonás.

Los marineros

Segundo, notamos la relación entre el arrepentimiento y la misericordia de Dios con los marineros en el capitulo 1. Los marineros estaban impresionados, y con mucho miedo, por la tormenta que les había sobrevenido. El texto nos dice que ellos clamaron a sus dioses ya que la gran tormenta amenazaba a acabar con la vida de ellos. Pero sus dioses paganos no pudieron salvarlos.

No fue hasta cuando los marineros clamaron al Dios de Jonás, el Dios del cielo, creador del mar y tierra, que Dios se compadeció de ellos.

Entonces invocaron al Señor, y dijeron: «Te rogamos, oh Señor, no permitas que perezcamos ahora por causa de la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente; porque Tú, Señor, has hecho como has deseado.

Jonás 1:14

Al llevar acabo lo que Jonás les había ordenado, el de lanzarlo al mar, los marineros se dieron cuenta que inmediatamente el mar se calmo.

Y aquellos hombres temieron en gran manera al Señor; ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.

Jonás 1:16

Los maestros de la Biblia afirman que los marineros paganos se convirtieron al Dios de Jonás.

Los Ninivitas

Tercero y ultimo, también vemos la relación entre el arrepentimiento de los Ninivitas con la misericordia de Dios. Esta relación es mas obvia con los Ninivitas. Jonás al fin fue a Ninive a predicar en contra de la ciudad, tal como Dios se lo había mandado.

Sorprendentemente, los Ninivitas tomaron en serio el mensaje de Jonás, y toda la ciudad se arrepintió. Desde el mas grande hasta el mas pequeño demostraron un arrepentimiento a Dios por su maldad y violencia. Los Ninivitas pusieron a ayunar hasta los animales. Y Dios se dio cuenta de esto y actuó, pero ya no para destruirlos por completo.

Cuando Dios vio sus acciones, que se habían apartado de su mal camino, entonces Dios se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

Jonás 3:10

La gran misericordia de Dios

Podemos notar que cuando las personas se arrepienten, la misericordia de Dios es aplicada y las personas son salvas. En cierta manera el orden de estas cosas es clara. Si las personas se arrepienten y claman a Dios, Dios extiende Su misericordia.

Pero tenemos que preguntarnos si el arrepentimiento nace de las personas o si esto también es un acto de Dios.

¿O tienes en poco las riquezas de Su bondad y tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?

Romanos 2:4

Solo la gran misericordia de Dios nos permite acercarnos a Dios. Es Su gran misericordia la que nos permite que clamemos a Dios en arrepentimiento y que podamos experimentar esa misericordia.

Jonás no clamó a Dios hasta tocar fondo

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo: «En mi angustia clamé al Señor…»

Jonás 2:1-2a

Jonás no clamo a Dios hasta que toco fondo.

Al principio de la historia, la palabra de Dios había venido a Jonás para que se levantara y fuera a Nínive, la gran ciudad. Jonás si se levanto, pero se levanto para ir al lado opuesto, rumbo a Tarsis. Esta fue la reacción inesperada de este profeta de Dios. Fue una reacción completamente drástica.

Jonás pudo haber llegado a Dios en oración y clamor a este punto de la historia. Pudo haber empezado al confesar su disgusto de la palabra de Dios que vino a él.

Dios mío, no entiendo porqué pero solo siento el levantarme y huir al lado opuesto de donde tú me estas pidiendo ir.

Algo así pudo haber sido su oración. Pero no fue así. Él hizo lo que él quería hacer. No le importo nada.

También después en la historia Jonás tuvo otras oportunidades para orar. El capitán del barco, al encontrarlo dormido en la bodega, le ordena a que clamara a su dios para ver si su dios los podría ayudar. La historia no nos indica que Jonás lo hizo.

Luego cuando echaron suerte los marineros para saber por causa de quién había venido esta calamidad, y cuando la suerte le cae a él, también tuvo la oportunidad de orar pero tampoco notamos que lo haya hecho.

Por último, cuando los marineros no tuvieron otra opción más que echarlo al mar, Jonás también pudo clamar a Dios para que interviniera. Pero el texto no dice qué así fue.

Jonás llego al punto de haber sido echado al mar, y aún así, decidió no clamar a Dios por ayuda. Luego, estando en el mar, llega un gran pez y se lo traga vivo.

Y no fue hasta estar dentro del gran pez y en lo profundo del mar, no fue hasta tocar fondo, que Jonás por fin recapacita y se acuerda del Dios a quien él temía, y clama a Él en oración.

Me pregunto si nosotros a veces actuamos, o reaccionamos, de la misma manera con Dios como vemos actuar, o reaccionar, a Jonás.

Tal vez Dios nos pide algo, nos enseña algo en su palabra, nos demuestra una mejor manera de vivir nuestra vida, nos demuestra una manera sabia de vivir en este mundo, pero nosotros solo reaccionamos y nos alejamos de Él pensando huir de Su presencia, y nunca se nos ocurre ir a Él en oración.

Es precisamente por esto que nos sirve la oración. No importa cómo nos sintamos, o si solo queremos reaccionar y huir de la presencia de Dios. Clamar a Dios en oración y ser francos con Él y decirle lo que pensamos seria mejor que solo reaccionar y huir.

Que nosotros podamos aprender de Jonás y no esperar hasta tocar fondo para acercarnos con Dios y ser brutalmente honestos con Él.

Quizás Jonás, siendo un profeta, pensó que alguien como él no podía llegar a Dios en oración y ser sincero en cómo se sentía acerca de la palabra que vino a él.

No importa quienes seamos o como pensemos que debemos ser delante de Dios, todos podemos acercarnos confiadamente delante de Dios y contarle a él lo que realmente sentimos y creemos.

Y en Cristo Jesús así lo es.