Introducción
En el capítulo 1 aprendimos que Jonás estaba huyendo de la presencia de Dios.
Fue una reacción drástica a la palabra del Señor que vino a él, diciéndole que fuera a predicar a Nínive. El decide ir al lado opuesto a Nínive, y paga un pasaje para ir a Tarsis en barco.
Sin embargo, compadeciéndose de él, Dios envía una gran tormenta, mientras Jonás se encuentra durmiendo en el barco, despreocupado de todo y de todos. Esta tormenta causa un pánico con los marineros, los cuales se enteran que Jonás estaba huyendo de Dios–el Dios del cielo, creador del mar y tierra–y a pesar de hacer todo lo posible para evitarlo, terminan haciendo lo que Jonás les dijo que hicieran con él, esto es, tomarlo y echarlo en el mar para que la tormenta se calmara.
Y justo cuando Jonás pensó que se saldría con su plan de acabar con todo, justo cuando la tormenta amenazaba la vida de todos en el barco, justo cuando los marineros lo toman y lo echan al mar, justo cuando Jonás enfrentaba la muerte, su Dios misericordioso envió un un gran pez para que se lo tragara, y así eventualmente salvarlo.
Nos damos cuenta que Dios amaba a Jonás, y aunque Jonás estaba dispuesto a terminar con todo, Dios no estaba dispuesto a terminar con él.
Pero no sin antes permitir que Jonás tocara fondo.
Y es aquí donde nos encontramos en el capituló 2. Jonás esta dentro del gran pez y él al fin ora. Notamos que Jonás está diciendo bastante en su oración, entonces he tratado de organizar el capítulo 2 en tres partes, las cuales son:
- El descenso de Jonás
- El arrepentimiento de Jonás
- El rescate de Jonás
Empecemos con el número 1 entonces:
1. El descenso de Jonás
El proceso del descenso de Jonás realmente empezó en el capítulo 1. Vemos que el:
- El texto nos dice que Jonás descendió a Jope (1:3)
- El texto también nos dice que estando en el barco rumbo a Tarsis, Jonás bajó a la bodega del barco (1:5)
- Por último, el texto nos dice que estando en medio de la tormenta, y cuando ya no había otra salida, Jonás es arrojado del barco hacia el mar (1:15)
Y ahora en el capítulo 2 vemos qué Jonás descendió hasta las profundidades del mar, y así física y literalmente toca fondo:
- “Desde el seno del Seol pedí auxilio,” (2:2)
- “Me habías echado a lo profundo, en el corazón de los mares,” (2:3)
- “Me rodearon las aguas hasta el alma, el gran abismo me envolvió,” (2:5)
Jonás físicamente se había ido lejos, tratando de huir de la presencia de Dios. Dios físicamente lo hunde al fondo del mar.
Datos curiosos
- La profundidad promedio del océano mundial es de aproximadamente 3800 m (12 500 pies), que es aproximadamente cuatro veces más profunda que la elevación promedio de la tierra (840 mo 2800 pies).
- El punto más profundo del mar que se conoce es de casi 7 millas de profundidad, o casi 11 kilómetros (según el Servio Nacional del Océano, EEUU).
- El punto más alto del planeta es de 29,029 pies de altura (casi 5.5 millas), 8848 metros (casi 9 kilómetros).
- El punto más profundo del mar Mediterráneo es de un poco más de tres millas (17280 pies), que son un poco más de 5 kilómetros. Este punto queda en lo que se llama el Mar Jónico.
Tocando fondo
Lo que le estaba sucediendo a Jonas físicamente, o literalmente, también le estaba pasando en un sentido existencial. El también estaba tocando fondo en un sentido figurativo.
La Red Nacional de Apoyo y Soluciones para Adicciones (de España), dice que: A nivel terapéutico se le llama “tocar fondo” a una experiencia extrema vivida por el paciente que le ha hecho tomar conciencia de su situación real y de la necesidad de un cambio radical.
Similarmente, IVANE SALUD, también de España, dice esto sobre qué significa tocar fondo. Dice: Esta expresión representa la idea de que la persona que mantiene un consumo o un comportamiento de riesgo llega a un punto en que se da cuenta de que no puede seguir así y debe de realizar un cambio en ciertos aspectos de su vida.
Jonás había comenzado un descenso al huir de la presencia de Dios, y Dios, en su misericordia–e irónicamente–lo lleva a profundidades inimaginables. Jonás estaba tocando fondo en todo el sentido de la palabra.
Continuemos adelante con el número 2:
2. El arrepentimiento de Jonás
Algunos se preguntan si Jonás murió dentro del pez. Aunque sí pudo haber muerto en el pez, no parece ser probable que haya fallecido.
En el versículo 2 vemos que Jonás dice: Desde el seno del Seol pedí auxilio.
Los maestros de la Biblia señalan que Jonás se refiere al hecho que esta experiencia fue como si él hubiera muerto.
Los que creen que Jonás murió dentro del gran pez citan lo que Jesús dijo:
Mateo 12:38 Entonces algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver una señal de parte Tuya». 39 Pero Él respondió: «Una generación perversa y adúltera demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta; 40 porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.
El texto no afirma que Jonás estuvo muerto, afirma que estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, y Jesús hace la comparación en ese aspecto, no en que Jonás estuvo muerto.
Lo que el texto si nos deja claro es que la descripción de Jonás dentro del gran pez nos deja ver que él estuvo muy cerca de la muerte. A este tipo de experiencias se les llama una: Experiencia cercana a la muerte. Jonás correctamente pensó que este era su fin, en el vientre del gran pez en el fondo del mar.
Estas experiencias cercanas a la muerte, o el tocar fondo, o a veces una combinación de estas dos, sirve para que las personas vean la realidad de las cosas y les permite recapacitar. Vemos también que hasta este punto Jonás no había clamado a Dios. Él estaba decidido a no obedecer la palabra de Dios y estaba atenido a sufrir las consecuencias.
Pero al tocar fondo, Jonás al fin recapacita y notamos que le pide ayuda a Dios (2:1-2, 4, 7).
Jonás se había alejado de Dios en su corazón, y lo había demostrado al tratar de huir, pero notamos que Dios nunca se alejó de él.
El arrepentimiento mayormente se describe como el andar en una dirección, parar, dar la media vuelta, y empezar en la dirección opuesta. En el caso de Jonás, seria el de parar, dar la media vuelta, y empezar en la dirección rumbo a Nínive. Pero notamos algo, esto es, que Jonás ya no tenia esta opción, al menos que Dios interviniera.
Más allá de parar, darse la media vuelta, y empezar en la dirección opuesta, el arrepentimiento es reparar la relación con Dios. Esto es porque el arrepentimiento es algo relacional. Es dejar de separarse relacionalmente de Dios. Es reorientar nuestro corazón hacia Dios. Notamos, entonces, que Jonás vuelve a confesar su fe en Dios y renueva sus votos.
Todo esto estaba sucediendo conforme al diseño de Dios y Su propósito en la vida de Jonás.
3. El rescate de Jonás
Jonás había tocado fondo en todo el sentido de la palabra. Ya no podía descender más. En su misericordia, y solo por gracia, Dios causó a la ballena a vomitar a Jonás a tierra firme. Jonás dice en el capítulo 2, versículo 6: Jonás 2:6 Pero Tú sacaste de la fosa mi vida, oh Señor, Dios mío.
Luego Jonás hace una declaración dentro del gran pez y en lo profundo del mar:
Jonás 2:9 “La salvación es del Señor”.
Los maestros de la Biblia han llamado a esta declaración como el centro o corazón de la Biblia.
Es el texto que nos hace ver que la salvación es de Dios y de Dios únicamente. Jonás, por más que quisiera, ya no podía hacer nada para mejorar su situación. Dios lo llevo hasta el fondo del mar y lo único que pudo hacer fue clamar a Dios, y Dios, en su gran misericordia, lo escucha y le responde.
Conclusión
Así como Jonás, nosotros también, en algún punto de nuestras vidas, y de alguna manera y de cierto grado, hemos pasado por una experiencia de tocar fondo, en donde se nos abre una oportunidad para recapacitar y ver la realidad de nuestra situación. O ya lo pasamos, o lo estamos pasando, o un día lo pasaremos.
De lo que podemos estar seguros es que así como Dios tuvo misericordia de Jonás, así también Él todavía es grande en misericordia y nos puede socorrer. Solo nos queda realizar que necesitamos su ayuda, saber que Él es el único que nos puede ayudar, y clamarle a Él como Jonás lo hizo.
Y en Cristo Jesus, nosotros también podemos entrar en relación con Dios, o restaurar nuestra relación con Él, y así salir de la profundidad a la que hemos llegado.