Jonás no clamó a Dios hasta tocar fondo

Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez, y dijo: «En mi angustia clamé al Señor…»

Jonás 2:1-2a

Jonás no clamo a Dios hasta que toco fondo.

Al principio de la historia, la palabra de Dios había venido a Jonás para que se levantara y fuera a Nínive, la gran ciudad. Jonás si se levanto, pero se levanto para ir al lado opuesto, rumbo a Tarsis. Esta fue la reacción inesperada de este profeta de Dios. Fue una reacción completamente drástica.

Jonás pudo haber llegado a Dios en oración y clamor a este punto de la historia. Pudo haber empezado al confesar su disgusto de la palabra de Dios que vino a él.

Dios mío, no entiendo porqué pero solo siento el levantarme y huir al lado opuesto de donde tú me estas pidiendo ir.

Algo así pudo haber sido su oración. Pero no fue así. Él hizo lo que él quería hacer. No le importo nada.

También después en la historia Jonás tuvo otras oportunidades para orar. El capitán del barco, al encontrarlo dormido en la bodega, le ordena a que clamara a su dios para ver si su dios los podría ayudar. La historia no nos indica que Jonás lo hizo.

Luego cuando echaron suerte los marineros para saber por causa de quién había venido esta calamidad, y cuando la suerte le cae a él, también tuvo la oportunidad de orar pero tampoco notamos que lo haya hecho.

Por último, cuando los marineros no tuvieron otra opción más que echarlo al mar, Jonás también pudo clamar a Dios para que interviniera. Pero el texto no dice qué así fue.

Jonás llego al punto de haber sido echado al mar, y aún así, decidió no clamar a Dios por ayuda. Luego, estando en el mar, llega un gran pez y se lo traga vivo.

Y no fue hasta estar dentro del gran pez y en lo profundo del mar, no fue hasta tocar fondo, que Jonás por fin recapacita y se acuerda del Dios a quien él temía, y clama a Él en oración.

Me pregunto si nosotros a veces actuamos, o reaccionamos, de la misma manera con Dios como vemos actuar, o reaccionar, a Jonás.

Tal vez Dios nos pide algo, nos enseña algo en su palabra, nos demuestra una mejor manera de vivir nuestra vida, nos demuestra una manera sabia de vivir en este mundo, pero nosotros solo reaccionamos y nos alejamos de Él pensando huir de Su presencia, y nunca se nos ocurre ir a Él en oración.

Es precisamente por esto que nos sirve la oración. No importa cómo nos sintamos, o si solo queremos reaccionar y huir de la presencia de Dios. Clamar a Dios en oración y ser francos con Él y decirle lo que pensamos seria mejor que solo reaccionar y huir.

Que nosotros podamos aprender de Jonás y no esperar hasta tocar fondo para acercarnos con Dios y ser brutalmente honestos con Él.

Quizás Jonás, siendo un profeta, pensó que alguien como él no podía llegar a Dios en oración y ser sincero en cómo se sentía acerca de la palabra que vino a él.

No importa quienes seamos o como pensemos que debemos ser delante de Dios, todos podemos acercarnos confiadamente delante de Dios y contarle a él lo que realmente sentimos y creemos.

Y en Cristo Jesús así lo es.

Jesús y los pecadores – Lucas 5

Lucas 5:1-16

La fama de Jesús se empezó a extender y muchos le seguían. Un día él se fue a un lago y se subió a la barca de Simón Pedro y empezó a enseñarle a la gente. Jesús había subido a la barca porque Simón y sus compañeros acababan de regresar de pescar y habían lavado sus redes. Al terminar de enseñar Jesús le ordenó a Simón que llevara su barca a lo profundo y volviera a tirar sus redes. Simón le dijo que ya habían tratado de pescar toda la noche anterior y no habían pescado nada, pero que como él se lo pedia lo haría de nuevo.

Para la sorpresa de Simón, las redes se llenaron de peces al modo que tuvo que llamar a sus compañeros para que le ayudaran. El texto detalla la reacción de Simón. Al ver esto, Simón cayó a los pies de Jesús, diciendo: «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!». Los compañeros de Simón también se quedaron asombrados, y los nombres de los compañeros eran Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo. Jesús le dijo a Simón, «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Estos hombres dejaron sus barcas atrás, aún dejándolo todo, y siguieron a Jesús.

Jesús continuaba sanando las enfermedades de muchos, y su fama se seguía extendiendo. Lucas se encarga de darnos el detalle que con frecuencia Jesús se retiraba a lugares solitarios a orar. Esto nos indica que Jesús tenia el habito de orar. No era de vez en cuando, no era cuando tenia tiempo. El texto dice que él hacia esto consistentemente.

Lucas 5:17-26

Un día que Jesús enseñaba se llegaron a sentar fariseos y maestros de la ley de todas las aldeas de dos regiones en Israel. Estas regiones se llamaban Galilea y Judea, y también habían llegado desde la ciudad capital, que era Jerusalén. Este detalle es muy importante porque los fariseos y los maestros de la ley eran las personas que conocían la ley de Dios mejor que nadie. Ellos eran personas de influencia, religiosa y políticamente, en Israel, y estaban ahí para investigar a Jesús.

Al ver que unos amigos de un hombre paralítico hicieron todo lo posible para traerlo cerca de él, Jesús queda impresionado por esto y le dice al paralítico, “Hombre, tus pescados te son perdonados.” Esta declaración fue una blasfemia para los fariseos y maestros de la ley presentes ya que sólo Dios puede perdonar los pecados. Pero Jesús estaba haciendo esto a propósito.

Retando a los fariseos y maestros de la ley, les pregunta si era más fácil decirle al paralítico que sus pecados eran perdonados o que se levantara. Por supuesto que decirle que sus pecados le eran perdonados era más fácil, aunque fuera una blasfemia. Sin embargo, para que supieran que él tenía la autoridad para perdonar pecados en la tierra, Jesús le dice al paralítico que se levante y el fue sano en ese momento.

Todos se quedaron asombrados. La respuesta del ex-paralítico y la de todo el pueblo fue de glorificar a Dios. De los fariseos y maestros de la ley ya no se supo nada en esta historia. Creo que el punto entonces es de que la respuesta apropiada es la que tuvieron el ex-paralítico y la del pueblo. Esto es, el glorificar a Dios.

Lucas 5:27-32

El texto continúa con el llamado de un recaudador de impuestos, llamado Leví. Sabemos que este Leví también es conocido como Mateo, el autor de otro de los cuatro evangelios que tenemos en la Biblia.

Leví lleva acabo una celebración en su casa y aparentemente se armó un gran fiesta. Llegaron muchos recaudadores de impuestos, como Leví, y muchas otras personas. Jesús y sus discípulos estuvieron presentes, y de alguna manera también estaban presentes algunos fariseos y sus escribas.

Los fariseos se quejaron con los discípulos de Jesús de que él comía y bebía con estas personas. La respuesta de Jesús nos dice mucho. Él respondió diciendo que los sanos no necesitan de un médico y que él había llegado a los pecadores y llamarlos al arrepentimiento. Jesús estaba con los pecadores porque eran ellos los que le necesitaban. Los fariseos no se consideraban pecadores, confiaban en su propia justicia delante de Dios y no podían ver su propia necesidad de arrepentimiento.

Lucas 5:33-39

El capítulo termina con los fariseos nuevamente quejándose, esta vez porque los discípulos de Jesús no ayunaban. Jesús les dice que ellos no necesitaban ayunar porque lo tenían a él con ellos. Esta declaración nuevamente apunta hacia la deidad de Jesús. Parte del ayuno es el acercarse a Dios, y si Jesús estaba con ellos, Dios estaba con ellos, y por lo tanto no tenían porqué ayunar.

Jesús termina con una parábola. Esencialmente dice que lo nuevo no se mezcla con lo viejo y viceversa. Jesús estaba inaugurando el reino de Dios en la tierra. Esto era lo nuevo. Los fariseos representaban lo viejo. Lo viejo no podía contener lo nuevo. Se necesitaba ser nuevo para recibir lo nuevo. Jesús estaba apuntando al nuevo nacimiento que llega por medio el arrepentimiento.

Participación en el Evangelio

Por su participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora.

Filipenses 1:5, NBLA

Antes que les escribiera la carta a los Filipenses, Pablo había ido a predicar y fundar la iglesia local en Filipos. Desde entonces, los Filipenses habían estado apoyando a Pablo en su misión de ir y predicar el evangelio de Cristo y hacer discípulos. Los Filipenses habían creído el mensaje del evangelio que Pablo les predico, y luego apoyaron a Pablo para que siguiera predicando el evangelio de Cristo y establecer iglesias locales en las ciudades que él visitaba como lo había hecho con ellos.

El evangelio de Cristo era lo que unía a los Filipenses con Pablo.

Tal era la relación cercana con los Filipenses, que Pablo usa una palabra con un significado extenso. El usa una palabra en griego que hasta hoy en día se usa en círculos cristianos. Es la palabra koinonia. La palabra tiene el siguiente significado:

  • Compañerismo, asociación, comunidad, comunión, participación conjunta, coito
  • La parte que uno tiene en cualquier cosa, participación
  • Coito, compañerismo, intimidad
  • Un regalo contribuido, una colección, una contribución, como exhibiendo una encarnación y prueba de compañerismo

En Filipenses 1:3 Pablo les dice que él le daba gracias a Dios cada vez que se acordaba de ellos, y luego en el versículo 4 les dice que él oraba con gozo cada vez que oraba por ellos. Y aquí en el versículo 5 les dice que estas dos cosas eran por la koinonia, una comunión intima, que ellos gozaban en el evangelio de Cristo.

Este es el llamado para los cristianos en la iglesia local. El evangelio de Cristo es el fundamento para tener relaciones cercanas dentro de la iglesia local, el poder conocer a otros y ser conocido por otros. Y no solo eso, sino que este tipo de relaciones deberían ser duraderas. «Desde el primer día hasta ahora,» les dice Pablo, indicando que no era una relación reciente. El evangelio de Cristo había hecho que Pablo gozara una cercanía con los Filipenses desde que él había fundado la iglesia.

Que Dios nos ayude a tener este tipo de comunidad en nuestras iglesias locales, basadas en la buena noticia de Cristo Jesús.

Gracia y paz

Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Filipenses 1:2

Es buena educación decir «salud» después que una persona estornuda. También por educación le preguntamos a las personas cómo están cuando las saludamos, aunque en la mayoría de contextos, es más una pregunta retórica y no que realmente queramos que la persona tome el tiempo que necesite para decirnos en detalle cómo esta.

En su carta a los Filipenses, Pablo escribe un saludo, pero no era solamente por ser educado o tener buenos modales, o llenar más espacio en su carta. Pablo desea gracia y paz de Dios para los Filipenses y podemos notar la sinceridad de Pablo al escribir esto, ya que después del saludo vemos el tipo de relación que él tenia con los Filipenses y su amor y afecto por ellos.

Notamos que Pablo les desea a los Filipenses gracia y paz de parte de Dios. No era una gracia y paz genérica sino especifica, ósea, una gracia y una paz que viene de Dios. Tampoco les desea gracia y paz de parte de Dios, generalmente hablando, sino que menciona algo del misterio del Dios de la Biblia, y del hecho que el Dios de la Biblia existe como Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Aquí Pablo menciona a dos personas de la Trinidad, al Padre y al Hijo.

La gracia que recibimos de Dios Padre y Dios Hijo es la que nos salva y nos acerca a Dios, y también es la gracia que nos habilita a caminar con Dios aquí en la tierra. No por nuestra propia fuerza, sino por la gracia que Dios nos da. Gracia para asegurar nuestro futuro con Dios, ya que no dependerá de nosotros sino de su gracia, y así también gracia para ayudarnos en nuestra peregrinación aquí en la tierra.

Pablo también quiere paz para los Filipenses. Esta paz es una paz para con Dios y para con nuestro prójimo. Es paz para que podamos seguir adelante a pesar de nuestras circunstancias, para tener paz en medio de la tormenta. Esta paz no es falta de conciencia, o la falta de enfrentar la realidad de la vida, sino que es paz, es tranquilidad, a pesar de cómo están las cosas, a pesar de la realidad. La paz que Dios nos da va más allá del entendimiento, per no es una paz ilógica. Va más allá de la lógica, pero no es porque sea ilógica.

Esta gracia y esta paz son para ti y para mí. Recibamos la gracia y paz de la fuente verdadera, de Dios nuestro Padre, y de su Hijo, el Señor Jesucristo.

Siervos

siervos de Cristo Jesús

Filipenses 1:1

Recientemente escuche un refrán que dice que todos quieren ser siervos hasta que los empiezan a tratar como tal.

No sé de dónde originó el refrán, así que no sé a quien atribuirlo, pero es un buen refrán cuando se habla sobre el servicio. En su carta a los Filipenses, Pablo se identifica, junto con Timoteo, como siervos de Cristo Jesús. Pablo también se introduce como un siervo de Cristo Jesús en su carta a los Romanos, y un siervo de Dios en su carta a Tito. La palabra que Pablo usa, que al español se traduce en el texto de referencia como siervo, o siervos, es una palabra que tiene un rango de significado.

doúlos (1401); de 1210; esclavo (lit. o fig., invol. o vol.; frecuentemente, por lo tanto en un sentido calificado de sujeción o subordinación):–esclavitud, esclavo, servir, siervo.

Nueva Concordancia Strong

Esta palabra griega se usa 126 veces en el Nuevo Testamento. En algunos casos esa palabra se podría usar para describir al equivalente a un empleado (en ese sentido un siervo, servidor), como también se usa para describir a un esclavo. Esta palabra griega parece tener estos dos sentidos de la palabra (siervo, esclavo) presentes a la misma vez.

La palabra esclavo hoy en día es una palabra polémica y hasta problemática. Leer esta palabra en la Biblia puede traer preocupaciones a los lectores modernos de la Biblia hoy en día, lo cual es entendible. Pero tenemos que recordar que esa palabra se tiene que ver en el contexto en la que fue utilizada. Por ejemplo, Pablo no escribió esto en el siglo XIX en los Estados Unidos, cuando la esclavitud de los afroamericanos todavía era legal.

Pablo escribió en el primer siglo y la realidad en ese entonces era que la esclavitud era parte de la civilización en general, y por eso la definición de la palabra griega sugiere esclavitud literal o figurada, así también como esclavitud involuntaria o voluntaria. Cuando pienso en este hecho, me hace pensar en por cuanto tiempo la esclavitud fue parte de la experiencia humana a través de nuestra historia.

Pablo se describe como un siervo, un esclavo de Cristo Jesús. En la carta a los Filipenses, Pablo solo utiliza esa palabra dos veces. La primera es en Fil. 1:1 el cual es el texto de referencia para esta entrada, y la segunda vez en Fil. 2:7. En esta segunda vez que Pablo usa esta palabra, la usa para referirse a Cristo Jesús. Pablo nos enseña que aunque Cristo era Dios, el tomo forma de doúlos, forma de siervo, de esclavo.

Pablo se describe únicamente como un siervo de Cristo Jesús en la carta a los Filipenses porque quería darles el ejemplo a los Filipenses sobre qué significaba seguir a Cristo, entregarse a Cristo como un siervo o esclavo. Y ese ejemplo ya no es solo para los Filipenses sino que es para nosotros hoy en día también. En Pablo tenemos un ejemplo de servidumbre por la causa de Cristo. Luego Pablo nos apunta hacia el ejemplo supremo de servidumbre que vemos en Cristo Jesús.